miércoles, 19 de junio de 2013

#NodoAlmería

Nos vimos...


Ser docente es pertenecer a una de las profesiones más solitarias del mundo. Era, más bien...

Porque en Almería nos hemos encontrado gente de diversos niveles (primaria, infantil, secundaria, esperamos que pronto universidad), en diversos sitios (creo que cinco IES y cuatro CEIP). Con visiones de la educación de la educación que tienen muchos puntos en común. Y decidimos que la gente que estuvimos allí vamos a trabajar juntos. Buscando aprendizajes auténticos, incluyendo proyectos, haciendo de la comunicación un eje capital del aprendizaje.

No éramos solo nosotros. Porque casi cada persona que acudió forma parte, en su centro, de un núcleo que colabora. Más amplio o más reducido. Pero existente.


...llegamos a compromisos y...


El primero de ellos es publicar, antes de que finalice la primera semana de septiembre, qué queremos hacer en nuestros respectivos centros. Lo individual, que dependerá de cada uno, y lo colectivo, con el núcleo de personas con el que trabajamos cada día. Cuáles son los principios que nos van a guiar, cuáles los objetivos, cuáles los problemas y cuáles las vías para superarlos. Hacer público y transparente lo que queremos, por qué lo queremos y cómo lo queremos.

Para eso vimos que lo más fácil puede ser abrir un blog y estar todos allí cómo editores. Y lo que vayamos incluyendo, hacerlo llegar a las redes sociales con el hashtag #NodoAlmería. Porque eso somos todas y todos los que estamos ahí. ¿Adivinas cómo se llamará el blog? ;)

El segundo de ellos vernos periódicamente (una vez al mes, para empezar) y contarnos cómo nos va en nuestras líneas de trabajo.

...hablamos de cosas que nos preocupan para lograr nuestros compromisos


De lo lingüístico como eje central para el alumnado. Que no solo ha de hacer. Ha de comunicar lo que hace. A la vez, si narra, nos permite comprender su proceso. Y así, viendo que existen procesos, podemos superar el miedo del profesorado a la autonomía del alumnado, a cederles el control de su aprendizaje mientras nos situamos como sus acompañantes. Y lo afrontamos confiados porque entre nosotros hay gente experta en estas cuestiones, gente que conoce bien lo lingüístico, gente que lleva un largo recorrido de trabajo en este tema.

De lo lingüístico también para el profesorado. Porque hay que trabajar dos vertientes: la escucha en el aula y la narración de lo trabajado para poder hacerlo visible. Sin escucha no tendremos nada que contar. Sin contarlo nada de lo hecho podrá llegar a otra gente.

De la evaluación. Porque da miedo. Porque hay un entramado de costumbres (que no de leyes) que es difícil obviar. Porque suele ser el mayor obstáculo para que profesorado y alumnado acepten un cambio que saben que es necesario pero que cuesta. Y lo afrontamos confiados porque sabemos que tenemos sistemas que funcionan, que son coherentes con lo que buscamos. Lo sabemos porque algunos de nosotros lo hemos puesto en marcha y lo hemos visto funcionar bien. Y lo vamos a contar.

De los roles en el aula. De alumnado y profesorado. De la necesidad de reflexionar sobre qué hemos de hacer cada uno. Porque sustituir modelos viejos requiere dejar muy claro en qué consiste el modelo nuevo y cómo cada persona actúa en él.

De los espacios y los tiempos y los contextos. De cómo es posible que algo, que no funciona, al cambiar de lugar, de momento, de contexto, va. Y va bien, muy bien... Y a la inversa, también...

De vacunarnos contra el optimismo. Porque es fácil caer en la trampa de: "lo he diseñando bien, lo imagino; luego va a funcionar bien". No hay cosas triviales, no es posible cuidar hasta el último detalle en la planificación. Sin pasar por el aula no podemos decir si funcionará o no.

De vivir cada experiencia como un aprendizaje. Y no temer a fallos y disfunciones, sino asumirlos como algo natural, propio de nuestro trabajo. Y combustible para la mejora. Un fallo es un problema si trabajas solo o sola. Un fallo es una esperanza y un tema de conversación si trabajas con gente.

De lo emocional. Casi deberíamos decirlo con mayúsculas. Porque sin emociones no hay aprendizaje. Así de simple. Pero gestionar las emociones es exigente. Así de complejo.

Y, por último, de la necesidad de contar nuestras experiencias a gente de otros centros. Porque quizá nosotros estemos acostumbrados a ver a mucho profesorado. Nosotros hemos cambiado y ya no ejercemos una profesión solitaria. Pero aún queda mucha, muchísima gente, que ve poco a otros docentes. Pues ofrecernos. E ir a otros sitios y contar lo que hacemos. Contar real. Con fallos, aciertos, incertidumbres, decisiones, alternativas...

Incluso, quizá, de crear un espacio, una semana de los proyectos, donde sea el propio alumnado quien también pueda contar sus experiencias a otro alumnado, familias e, incluso, docentes y, quizá, Administración.

Y así pasamos la tarde. Construyendo #NodoAlmería.